Dentro de la mente del hombre: Todas quieren acostarse conmigo

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Vivir una sexualidad responsable, libre y satisfactoria es un estado al que muchos aspiran, estando o no en pareja, sin embargo, cuando el deseo sexual se vuelve reiterativo, irrefrenable y provoca un estado ansioso difícil de asimilar y calmar, estamos hablando de un trastorno. En términos del humor, es importante poner atención si, por ejemplo, luego de la euforia que puede representar una relación sexual, esa sensación es reemplazada por sentimientos de vergüenza y desesperación. Si han acordado alguna cita que incluya relaciones sexuales, es normal que ambos quieran organizar de la mejor forma su encuentro para que todo salga a la perfección, no obstante, si tu pareja ocupa mucho tiempo planeando esta actividad y la notas algo alterada o intranquila, es una señal. Al menos así lo indica la consultora Karen Langebeckexperta en terapia emocional.

Infórmate primero

Ya escribí una vez desde mi experimento como la amante. Fue un boundary marker muy leído y ocasionó una aluvión de comentarios, tanto comprensivos como enfurecidos. No hay una sola fibra de mi ser que consienta las infidelidades. Y, antes de acostarme con un hombre casado, era el tipo de mujer que censuraba sin paliativos a las personas que tenían aventuras amorosas. Y entonces me pasó a mí. He aquí el breve resumen de una larga historia: la aventura estuvo repleta de desengaños, caos y abusos. Con esta nueva sabiduría, me gustaría seguir hablando del tema porque estoy segura de que hay un brazada de mujeres amables e inteligentes que también se han visto por admiración involucradas en una aventura. No siempre se trata de una furcia empeñada en apropiarse de un hombre casado. Hay modos tan sutiles como maliciosos por los que un hombre casado acostumbrado a engañar a su madama es capaz de seducir a una mujer inteligente.

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“Nadie me quiere”

La triste realidad es esa: muchos hombres piensan que las mujeres ligan cheat ellos cuando no es así y otros tantos consideran que son merecedores de la atención de ninguna cuando precisamente, y como explicamos en un pasado artículosí lo hacen. Y la respuesta hay que encontrarla en la vieja teoría del apego. Sí, el alcohol tiene la culpaen este albur son las tendencias psicológicas del hombre las que condicionan su mirada. Es decir, aquellos que buscan continuamente respuestas emocionales por parte de los padres en particular y del resto de personas en general y que daughter incapaces de hacer frente a la ausencia del cuidador, que por lo general es excesivamente protector, por lo que dificulta su independencia. En otras palabras, se produce una proyección de los propios deseos en la otra persona. Toda cara tiene su alzada, algo que también ocurre en esta investigación. Si hay varones que sobrevaloran sus posibilidades, es porque hay otros que las infravaloran. Aquellos cuya afición de apego es la esquiva, es decir, los que muestran muy algo intercambio afectivo porque sienten que denial hay apego en sus relaciones y que, por lo general, tienen una baja autoestima.