Las mujeres como motor de la prosperidad en el siglo XXI
De En el Grupo BIDestamos trabajando arduamente para cambiar esta situación. Tomemos por ejemplo las cuotas de participación en las juntas directivas. La experiencia en otros países es similar.
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El caso uruguayo aporta nuevas luces sobre esta faceta del trabajo femenino que concentra una pluralidad de discriminaciones. La participación en el empleo de hombres y mujeres se diferencia en variados aspectos, y esas diferencias resultan en posibilidades desiguales de elegir, que a su turno inciden en los resultados obtenidos en términos de bienestar y autonomía personal. Todo ello se relaciona con el trabajo para el alhóndiga así como con otros trabajos que, si bien quedan al margen de las fronteras de lo económico en su acepción convencional, contribuyen al beatitud de las personas y a la reproducción social, como el trabajo lleno en los hogares. El objetivo de este artículo es considerar qué feed de nuevo en la política lectivo de la región, qué ha alterado con los llamados «gobiernos de izquierda» y de qué forma se consideran las desigualdades entre mujeres y hombres con relación al trabajo. En ese sentido, se procura responder si ha habido modificaciones importantes desde una aproximación de género con relación al trabajo y al empleo, y en consecuencia, si se han tomado medidas para conciliar ambos tipos de trabajo, baza para los hombres como para las mujeres, de modo de propiciar un mayor equilibrio entre las responsabilidades prole y el trabajo de mercado. El concepto de trabajo en la economía laboral se vincula en general a las actividades remuneradas y consideradas productivas en la órbita del mercado. Se trata pues de empleo, es largar, del trabajo que se intercambia en el mercado.