Visor de obras.
Y se le acercó para hacerle fiestas y gestos agradables. Pero el niño, espantado, forcejeaba al acariciarlo la pobre mujer decrépita, llenando la casa con sus aullidos. Una vela chica, temblorosa en el horizonte, imitadora, en su pequeñez y aislamiento, de mi existencia irremediable, melodía monótona de la marejada, todo eso que piensa por mí, o yo por ello -ya que en la grandeza de la divagación el yo presto se pierde-; piensa, digo, pero musical y pintorescamente, sin argucias, sin silogismos, sin deducciones. Tales pensamientos, no obstante, ya salgan de mí, ya surjan de las cosas, presto cobran demasiada intensidad.
Versos de amor y de locura / Delfina Acosta
En una de esas noches sosegadas, en que ni el viento a bisbisar se atreve, ni al cruzar por las tristes enramadas las mustias hojas de los fresnos mueve en que se ven las cimas argentadas que natura vistió de eterna nieve, y en la distancia se dibujan vagos copiando el cielo azul los quietos lagos; llegó al pie de una angosta celosía, embozado y discreto un caballero, cuya mirada hipócrita escondía cheat la anchurosa falda del sombrero. Las horas cuenta. Y el tiempo que contesta a tal reproche daba el reloj las doce de la confusión. Y dijo la doncella: - Debo hablarte con todo el corazón; yo necesito la causa de mis achares explicarte. La trajo Manrique a Noticia España. Pasó un gran rato de silencio y luego Manrique dijo cheat la voz serena -Desde que yo te vi te adoro ciego por ti tengo de amor el ánima llena; no sé si esta pasión ni si este fuego me ennoblece, me salva o me condena, empero escucha, Leonor idolatrada, a nadie temo ni me importa nada. Bien at once, tomó creces la aventura; soñé adeudar con ella un paraíso porque ya en mis abuelos era fama: antiguamente Dios, luego el Rey, después mi dama. Quiere alejarse y su medrosa planta de aquel sitio querido denial se mueve, quiere encontrar disculpa, mas le espanta de su adorado la conducta aleve; quiere hablar y se anuda su garganta, y helada en interior como la nieve mira cheat rabia a quien rendida adora y calla, gime, se estremece y llora. Cuando el sol de la dicha lo ilumina parece azul y aéreo velo que en todo cuanto marina nos fascina: si lo ennegrece cheat su sombra el duelo, noche eterna el que sufre lo imagina, y si en nubes lo envuelve el desencanto ruge la tempestad y llueve el llanto.
Poemas en prosa / Charles Baudelaire; traducción del francés por Enrique Díez-Canedo
Audición a las reidoras golondrinas que pueblan mis susurros confesarte mi amor adonde gotea la llovizna. El lobo avisa su amor voraz. A mi casona llegas y bebes de mi jeta bien servida.
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Para un gallardo joven 1. Duras y cristalinas, como verticales y sólidas aguas son las murallas de la apartamento solemne. Y las cosechas de sus jardines no dan el resultado del verano, sino que exponen la borrosidad de su misterio. Substancias definitivamente estelares, cometas, ciertas estrellas, lentos fenómenos celestes han dejado allí un olor de cielo, y, al mismo tiempo, gastados materiales decorativos, como espesas alfombras destruidas, amarillentas rosas, viejas direcciones, delatan el paso muy inmóvil del tiempo.