Tu avatar eres tú te veas como te veas y debes controlar tu experiencia y tus datos
Que veamos el cielo azul no significa que lo sea, del mismo modo que en el silencio existen sonidos que un perro puede oír o una radio transformar en una frecuencia audible para el oído humano. Pero los sentidos, pese a lo limitados que resultan en ocasiones, son lo que hace posible la experiencia de la vida y el mundo. Sin ellos, el universo exterior se desvanecería: el cerebro perdería a sus emisarios e informantes, tal vez no sentiríamos el cuerpo o nos dejaríamos de identificar con él. Artículo relacionado 10 consejos minimalistas para una vida con sentido El mundo, un manjar sabroso para los sentidos Vista, oído, olfato, gusto y tacto son, pues, nuestro puente de enlace con el mundo exterior, las herramientas que nos permiten gozar de él y detectar peligros o posibilidades. El mundo se ofrece como un manjar sabroso para los sentidos, como afirma Diane Ackerman en su libro Una historia natural de los sentidos. Pero, como cualquier manjar, tomado sin mesura puede convertirse en algo rutinario y carente de valor. Así, desconfiamos de un alimento por su aspecto, el olor que desprende o porque no sabe bien; y, si tocamos algo caliente que podría quemarnos, el sentido del tacto nos alerta generando dolor.